Una de las tecnologías que más destacan y llaman la atención de todos en estos últimos años son los llamados drones (también conocidos como UAVs o RPAs), pequeños aparatos voladores no tripulados y que pueden ser controlados de forma remota.
Desarrollados y puestos en servicio hace unos muy pocos años, los drones pueden ser usados en infinidad de tareas que el humano no puede realizar o son demasiado peligrosas, consiguiendo una optimización de tiempo y costes apreciable.
También son extremadamente útiles para el control de incendios forestales, la geología, la agricultura, la construcción, y el control y análisis de tráfico en las grandes ciudades, entre muchas otras tareas, ya que son muy económicos de operar, prácticamente no requieren de combustibles para su operación y no ponen en peligro las vidas de quienes lo pilotan.
Pero además el propio dron tiene un valor por lo menos 60 veces inferior a un helicóptero. En este sentido, la flexibilidad y la posibilidad de poder controlar estos dispositivos a distancia, manteniéndose su operador fuera de peligro, es la respuesta adecuada a todo tipo de situaciones complicadas.